domingo, 18 de abril de 2010
Noticia ELPAIS: MI VIDA EN DOS PATADAS
Poemas para trabajar la coeducación en las aulas:
tiene una muñeca
con el pelo azul,
coletas y pecas.
Al salir la luna
le canta una nana,
la arrulla y la acuna
hasta la mañana.
La dragona Sixta
juega a la pelota.
Es gran futbolista
y hoy estrena botas.
Con mucha destreza
-llueva o haga sol-
le da de cabeza:
¡siempre mete gol!
El fantasma Antón
es amo de casa,
¡trabaja un montón!
Limpia, barre, frota,
friega y saca brillo.
No queda una mota
en todo el castillo.
sábado, 17 de abril de 2010
Importancia del lenguaje
− Las mujeres y las niñas necesitan reconocerse y ser reconocidas en las palabras que expresan la realidad, construyendo y transmitiendo el conocimiento. Es una necesidad existencial que no depende de normas.
− Las alumnas y alumnos necesitan apropiarse del lenguaje para decirse en primera persona, tales como son, y reconocer a ambos sexos con sus necesidades, deseos, inquietudes, relacionarse con su entorno y aprender.
− La realidad de las mujeres y las niñas sólo se hace visible cuando en los libros de texto y en los contenidos escolares utilizamos el femenino y el masculino.
− Nombrar a las mujeres, y no sólo a los hombres, en los contenidos escolares significa subrayar simbólicamente su existencia y darles relevancia en el conjunto de los aprendizajes.
− A través del lenguaje podemos imaginar nuevas realidades, vislumbrar otras maneras de hacer las cosas o de interpretar el mundo. Por ejemplo cuando incorporamos la palabra médica, ministra, cuidador o enfermero… se fueron abriendo nuevas posibilidades a profesiones que tradicionalmente pertenecían a uno u otro sexo, abriendo puertas a nuevos caminos.
− El lenguaje nos ayuda a concebir, nombrar e imaginar formas diferentes de ser hombre y mujer.
− Nombrar a ambos sexos implica hablar de lo que las mujeres y los hombres hacemos, creamos, sentimos, aportamos, sentimos y experimentamos.
− Es imprescindible la utilización de un lenguaje que represente y esté habitado por mujeres y hombres para hacer visible su contribución, fomentar la participación y convivencia en igualdad, así como evitar la violencia y los estereotipos.
Objetivos que deberían tener los docentes para educar en igualdad:
− Prevenir la violencia de género, favoreciendo relaciones en equidad.
− Utilizar el sentido de cooperación y colaboración dentro y fuera del aula; prestando especial atención al seno familiar.
− Tratar de crear un ambiente y clima distendido, en las relaciones personales, favoreciendo la comunicación interpersonal y la aceptación de las diferencias mediante situaciones que permitan el diálogo.
− Fomentar la participación del alumno en la organización y el desarrollo de las tareas que serán llevadas a cabo en clase; así como aquéllas que les sean propuestas en casa.
− Fomentar la autonomía del alumnado, tanto en casa como en el entorno escolar, de modo que sean capaces de realizar tareas cotidianas, evitando desigualdades.
− Potenciar la colaboración familia-escuela en la educación para la igualdad de niños y niñas.
¿Qué es lo que falla en la escuela?
Así pues, aunque los más pequeños en las aulas colaboren y participen respetando la diversidad de género y evitando la discriminación; en cambio, en casa la realidad es bien distinta, aunque las partes implicadas no lo quieran reconocer. Son las madres las que pasan más tiempo con los hijos, son ellas las que hacen la comida, cuidan a los hijos, limpian la casa y, en la mayoría de los casos, también trabajan fuera.
Así pues, desde la escuela, los maestros y las maestras deben desarrollar un plan destinado a reforzar los aspectos positivos ya adquiridos por los alumnos, pero también a que esa teoría sea llevada a la práctica en diferentes contextos. Se debería eliminar el reparto discriminatorio de las tareas del hogar. Lo que se pretende es formar a alumnos y a alumnas capaces de desenvolverse en nuestra sociedad de una manera autónoma.
¿Qué deben tener en cuenta los maestros y maestras?
Educar significa promover el desarrollo integral de las personas, por lo que resulta necesario favorecer ese valor entre el alumnado.
Desde la familia y en la escuela se proporcionan modelos de conducta y se imponen comportamientos que los medios de comunicación y el grupo de iguales les refuerzan.
Por ello, el proceso de coeducación comienza en la familia y la escuela. Siendo los primeros espacios de socialización desde los cuales se compensan los desajustes de origen diverso, como aquellos que provienen de perjuicios sexistas que pueden incidir en el desarrollo de los niños/as en sus primeros años.
Desde la escuela se han de identificar las diferencias entre hombres y mujeres, no sólo físicamente, sino también en los diversos ámbitos de la sociedad, y se desarrolle una reflexión y crítica sobre aquellos aspectos que generan discriminación entre las personas por el simple hecho de ser de distinto sexo. Aprovechando tales diferencias para enriquecer y completar el desarrollo de los alumnos/as.
Los alumnos/as deben estar abiertos a todo tipo de cambio y movimiento social, por lo que se les debe educar en la libertad, en la justicia y en los valores éticos. Se debe hacer hincapié en la adquisición y ejercicio de los valores y derechos humanos como base imprescindible para conseguir el pleno desarrollo del alumno. Y también se debe fomentar el respeto y aprecio a las libertades y diferencias individuales y colectivas dentro de los principios democráticos de convivencia.
La línea fundamental que debe inspirar la igualdad en las escuelas es la de preparar a los alumnos y alumnas para participar activamente en la vida social y cultural. Desde la escuela se educará para la igualdad, la paz, la cooperación y la solidaridad.
¿Qué aporta una educación en igualdad?
− Favorece que las alumnas y alumnos puedan expresar sus formas singulares, originales, diversas, pacíficas de ser mujer y hombre.
− Enseña a relacionarse desde el reconocimiento mutuo, el respeto y la responsabilidad.
− Erradica los estereotipos sexistas que impiden el pleno desarrollo intelectual, emocional, físico y social de las alumnas y alumnos.
− Ayuda a tomar decisiones sobre el futuro personal y profesional en función de las aptitudes y expectativas, con seguridad sobre los derechos y sin que estén condicionadas por estereotipos sexistas.
− Enseña a las alumnas y alumnos la historia del feminismo, de forma que sean conscientes del significado de la discriminación histórica y del presente, así como de las aportaciones de las mujeres al conocimiento y desarrollo de la humanidad.
− Desarrolla propuestas educativas que fomenten la corresponsabilidad en el espacio doméstico, los cuidados, la atención a los demás y la participación social.
− Garantiza los mismos derechos y oportunidades para las alumnas y alumnos, atendiendo a su realidad y necesidades específicas.
− Incorpora el conocimiento, los saberes, intereses y experiencias de las mujeres al currículum y a la práctica educativa.
− Desarrolla un currículum que incorpora los saberes y aportaciones de las mujeres en todos los campos del conocimiento, el arte, la historia y la vida en general.
− Prepara a las alumnas y alumnos para tener una actitud crítica y rebelarse ante aquellos mensajes y situaciones que discriminan a las mujeres en cualquier medio de comunicación, nuevas tecnologías o ámbito social.
− Desarrolla estrategias de participación de las mujeres y los hombres en la gestión y organización de la vida del centro.
− Garantiza que el centro educativo sea un espacio amable, de paz y bienestar donde las alumnas y alumnos participen sin temor a la violencia o a la discriminación sexista, racial u homófoba.
La escuela coeducativa crea un ambiente de convivencia en el
que tanto los hombres como las mujeres tienen la oportunidad
de interpretar con libertad su diferencia sexual, masculina
y femenina, y crecer hacia una ciudadanía responsable y
democrática. Una ciudadanía que se relaciona desde
la convivencia pacífica y está comprometida contracualquier tipo de discriminación...
Presentación
La familia es el primer agente socializador del niño y la niña y, al mismo tiempo donde más se puede fomentar y consolidar los roles o estereotipos tradicionales del hombre y la mujer. No obstante, puede ser también uno de los principales entornos donde educar en igualdad a los hijos e hijas.
Ya en los primeros años de vida, los juguetes pueden simbolizar los estereotipos sexistas de esta sociedad. La ‘cocinita’, el maletín de costura, la muñeca con sus complementos de ropa rosa, azul, el carricoche de bebé… son algunos ejemplos de juguetes que presuponen el rol que estas futuras mujeres desempeñarán o que socialmente se espera que desempeñen. Independientemente de la actividad profesional a la que dediquen sus vidas, la cocina o la limpieza son ejemplos de actividades que las mujeres tienen asignadas desde niñas. Los niños, por el contrario, se divierten con juegos asociados a la construcción o el transporte, por poner un ejemplo.
De la misma manera, no suele estar bien visto en el seno de las familias que el niño o la niña muestren interés por los juegos asignados al sexo contrario y, aunque este obstáculo se va superando cada vez más, sigue siendo extraño ver a un niño con muñecas o a una niña con coches de carreras. Paradójicamente, al mismo tiempo que del niño se espera que no juegue con la cocinita, se pretende que el hombre colabore en las labores del hogar. Y a la inversa, los coches y camiones que algunos no consideran adecuados para las niñas, se contraponen a una realidad creciente en la que se intenta que la mujer pueda acceder a todo tipo de profesiones. Varias esferas de la vida familiar determinarán, según el trato, las expectativas y los roles, su forma de comportarse así como el papel que jugará el niño o la niña en el futuro.
- Educar en los conceptos de igualdad de géneros.
- Educar en la empatía, educar los sentimientos y trabajar el Autoconcepto.
- Ayudar a la resolución de conflictos.
- Promover la convivencia y el respeto a la diversidad en el aula y en los centros educativos.